domingo, 22 de enero de 2023

Los planes de desestabilización regional: Operacion Condor 2.0

 Por: Alexander Ferms

América del Sur, experimenta uno de sus momentos más difíciles de desestabilización política de los últimos tiempos. Varias naciones, que han padecido los efectos nefastos de los modelos neoliberales, y que han apostado por proyectos políticos progresistas, en busca de cambios positivos para la restauración de sus economías y su soberanía, están siendo blanco de los ataques de las oligarquías, las mafias políticas y transnacionales, el narcotráfico y los intereses injerencistas de naciones como Estados Unidos, que combinados, le hacen mucho daño a las democracias del hemisferio, reflejando un serio proceso de desestabilización regional, lo que hemos denominado en esta oportunidad como la operación Cóndor 2.0.

Esta nueva modalidad de intervencionismo regional, está siendo implementada según la dinámica política de la nación a desestabilizar, en momentos clave y con el apoyo de los medios de comunicación y la fuerza pública adoctrinada a los intereses mafiosos y norteamericanos.

El primer ejercicio de esta estrategia moderna ocurrió en Bolivia, cuando en 2019 se estrena la modalidad de golpe de Estado blando, en una acción combinada entre los militares adoctrinados, las oligarquias y los medios de comunicación, articulados con el financiamiento norteamericano y con un plan de retoma inmediata del poder, un proceso completamente calculado y planeado. La víctima: el electo presidente Evo Morales.

El segundo ejercicio, que tiene por escenario al Perú, en diciembre de 2022 se realiza una acción igualmente combinada, se apela primero a demandar la elección del Presidente electo Pedro Castillo, sin embargo, esta no tiene resultado, por lo que se acude a asfixiar políticamente, desde el congreso, de mayoría opositora, al gobierno de transición democrática, con el bombardeo constante de noticias falsas y tendenciosas de los medios de comunicación privados, para que el gobierno haga múltiples concesiones, amenazando primero con el no tramite de proyectos, la ingobernabilidad y la vacancia presidencial, situación que forza al Presidente a tomar la decisión de cerrar provisionalmente el congreso y que finalmente desencadena la vacancia, todo esto alimentado por los medios de comunicación, el apoyo de los militares y policías adoctrinados, que no dudan en traicionar la patria y entregar a Castillo a los golpistas.

El tercer ejercicio, tiene como escenario a Brasil, el 8 de enero de 2023, sólo ocho días después de posesionado el Presidente Luiz Inacio Lula Da Silva, con un ataque coordinado de vándalos, fanáticos y terroristas de ultraderecha, que se prestaron para invadir y atacar indiscriminadamente las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema, donde generaron caos y zozobra política, situación que pretendía el derrocamiento del recién posesionado mandatario y que fue neutralizada por fortuna, por lo que sus efectos no pasaron a mayores, sin embargo, este intento fallido de golpe de Estado es una alerta que no se puede ignorar con los últimos acontecimientos de desestabilización regional que se vienen presentando en otros países con proyectos progresistas.

Aparte de estos tres ejercicios, tenemos el fuerte bloqueo y proceso injerencista durante varios años en Venezuela, que ha resistido valientemente ante los constantes ataques mediáticos, de la OEA, ataques a la moneda e infraestructura economica desde Colombia, el no reconocimiento de su democracia y el congelamiento de sus activos en el exterior, hasta con nombramiento de delegado interino de facto, impuesto por Estados Unidos, lo que resultó finalmente en un fracaso rotundo, el Presidente Nicolás Maduro se sostuvo y está sacando adelante a su país a pesar de las adversidades; ahora, existen planes de desestabilización en Argentina y Colombia, en el primer caso, ya se viene trabajando fuertemente en la guerra económica, sumado a esto el atentado fallido contra la vicepresidente Cristina Fernández y su posterior persecución jurídica y política, lo cual ha sido una situación compleja y de impacto político; luego en el segundo caso, se viene planificando el golpe de Estado contra el Presidente Gustavo Petro, desde un escenario múltiple, que desencadene una crisis económica, social y política en Colombia, que haga responsable directamente al gobierno de transición democrática, con los ataques de los medios privados e internacionales, recordemos que Colombia prácticamente no tiene reservas internacionales en oro para respaldar su moneda ni mucho menos su economía, algo que se preparó desde la dictadura de gobierno saliente para fomentar el desarrollo de una crisis, que hasta ahora se ha mantenido controlada, pero que cuenta con otros actores hostiles como los militares, policías y retirados adoctrinados que estarían preparando escenarios de violencia y apoyando convocatorias de paros y marchas injustificadas, todo esto, con tal de conservar el conflicto interno y derrocar al Presidente Petro.

Ahora, todo este proceso de desestabilización, obedece primero, a que Estados Unidos no quiere ceder más terreno en América Latina y de esta forma perder su influencia hegemónica, esto es, que se fortalezcan los procesos de integración regional, de que en este caso las naciones suramericanas tengan mayor autonomía y comiencen a trabajar en su soberanía en todos los ámbitos, además de resolver sus problemas en un escenario propio, que no dependa de las opiniones de Estados Unidos ni sus aliados y que las decisiones que se tomen sean acordadas con respecto de las necesidades de cada comunidad, y no de un tercer actor, como por ejemplo una multinacional o transnacional, lo que en la modernidad se conoce como las dictaduras corporativas, que se unen a la acción combinada de desestabilización para sostener sus intereses y mantener su poder en el territorio de influencia.

Luego, es el momento de que las democracias de América Latina, en especial las suramericanas, retomen lo antes posible el modelo integracionista, pongan a funcionar y reactiven de forma efectiva para al servicio de los intereses regionales, los organismos supranacionales como el Parlamento Andino y la Unión de Naciones Suramericanas - UNASUR, y así comenzar a evitar escenarios futuros de desestabilización regional y se pueda reclamar en bloque, el respeto y el derecho de la autodeterminación de los pueblos y sus soberanías nacionales.

El funcionamiento adecuado de estos organismos supranacionales, es esencial para la construcción efectiva de un continente unido y fuerte. Los intereses y beneficios de una nacion en decadencia como Estados Unidos, no valen el sacrificio de todo un continente.