sábado, 26 de noviembre de 2022

La integración suramericana y la construcción de un nuevo continente

 Por: Alexander Ferms

En 2008, nace la Unión de Naciones Suramericanas - UNASUR, organización suramericana de integración regional, que entra en vigor en 2011 bajo el Tratado Constitutivo de UNASUR, y que da su razón de ser gracias a la gestión internacional de los proyectos progresistas de la mayoría de naciones del sur de América, que en su momento materializaron el proceso integracionista continental con el objetivo de construir una identidad y ciudadanía suramericana para el desarrollo de un territorio integrado.

Luego de este primer e importante paso para el proyecto continental de integración, se da un fenómeno de retroceso político en varios de los países que habían impulsado dicho proceso, por medio del regreso de varios regímenes neocolonialistas que desconocieron al organismo supranacional, suspendieron su participación indefinidamente y otros optaron por su retiro definitivo, para crear una pseudo organización llamada PROSUR, que obedecía únicamente a los intereses hegemónicos de Estados Unidos, estaba viciada políticamente y no tenía ningún objetivo integracionista, sino por el contrario, su función consistía en ahondar las brechas políticas, culturales, económicas y sociales de los países americanos para sostener el poder de Estados Unidos en la región y evitar el desarrollo de las naciones suramericanas emergentes, en últimas, lo que se pretendía era el desmoronamiento definitivo de UNASUR, cosa que no ha ocurrido gracias a la presencia de cuatro países: Venezuela, Bolivia, Surinam y Guyana, quienes han resistido los ataques directos del fascismo norteamericano y sus aliados en el sur del continente.

Ahora, después de los triunfos electorales presidenciales del progresismo en Argentina, Perú, Chile, Colombia y recientemente Brasil, se abre la ventana del resurgimiento de UNASUR, que tiene que volver al escenario internacional con toda la fuerza necesaria, para recomenzar a construir el proyecto continental de identidad e integración del territorio en todos los aspectos, para generar prosperidad, calidad de vida y desarrollo sostenible desde el sur del continente.

La construcción del nuevo continente no puede tener medias tintas, debe ser un proyecto fuerte, sólido, con una buena planeación dirigida a resolver los principales problemas sociales y al mismo tiempo, iniciar la configuración de una gigantesca potencia económica, social, política, cultural y militar en el sur del continente, con miras a ejecutarse a corto, mediano y largo plazo, planteando un panorama autosostenible en el tiempo para evitar que el neocolonialismo y el fascismo norteamericano sigan vigentes o tengan posibilidad de infiltrar y socavar el proyecto integracionista.

Desde UNASUR y los demás órganos supranacionales suramericanos, como la CAN a través del Parlamento Andino y otros como el Parlamento Latinoamericano y el Parlamento Latinoamericano de los Pueblos, se debe regularizar política y estructuralmente a cada uno de los países, lo que significa la eliminación del fascismo, del neocolonialismo y de las prácticas neonazis o de supremacismo racial, económico, social, político entre otros, así como sus derivados modelos neoliberales o ultracapitalistas impuestos por Estados Unidos o sus aliados europeos, para que cada país del sur de América pueda cumplir con las metas de integración y ciudadanía suramericana, además de establecer metas de crecimiento conjunto y dirigido, que permitan que las naciones mas poderosas apoyen a las más débiles y se cree un proceso de estabilización continental, que permita la construcción de un equilibrio sostenible y se evite la dependencia de los Estados Unidos y se pueda dar soluciones a los problemas que aquejan al territorio del sur del continente en su totalidad.

Desde la nación neogranadina de Colombia, ya dimos algunos pasos, a pesar de los 20 años de la dictadura civil de gobierno desde 2002, aun así, comenzamos con la simbología para fomentar el patriotismo continental, con la composición del Himno a América (Canto de los Andes), que también es llamado Himno Continental y que fue socializado durante la Tercer Cumbre Social Andina de 2012, además de que se está realizando un proceso de educación política y constitucional desde la Carta Social Andina de 2012 y se está construyendo la base continental en varios de los países de América Latina, con amplios resultados en materia de educación, medio ambiente, movilidad humana, derechos humanos, juventud y equidad de género, para apoyar el proyecto de integración con miras a la creación del continente-región, que debe dar las soluciones correctas a los principales problemas de nuestros países, desde su conjunto, con la aplicación de políticas públicas continentales equitativas, que contemplen las complejidades y características de cada uno de los territorios integrantes.

El proyecto de integración suramericana no debe dar espera, debe reactivarse cuanto antes, para la reconfiguración continental y la conformación de un bloque sólido que combata eficazmente los flagelos del narcotráfico, el terrorismo neocolonialista, la dependencia hegemónica y los procesos políticos y sociales extremistas como el fascismo, el neonazismo y otras formas de totalitarismo hegemónico, social y político, así como sus modelos derivados del capitalismo salvaje, el neoconservatismo y el neoliberalismo, que han demostrado alrededor del planeta que son sistemas que sólo producen hambre, miseria, muerte y destrucción, y son la muestra más clara del retroceso actual de la humanidad.

lunes, 21 de noviembre de 2022

El proyecto de transición democrática en Colombia y su apuesta local y regional

 Por: Alexander Ferms

La Nación Neogranadina de Colombia experimenta en la actualidad un proceso de transición democrática, desde el nivel nacional, que no era posible desde hace 155 años, sin embargo, el proyecto local y regional está seriamente comprometido por las infiltraciones antiprogresistas, presentes en los sectores que apoyaron el ascenso de Gustavo Petro a la Presidencia.

Y no es un secreto, que al interior de la Coalición Pacto Histórico y sus organizaciones políticas coaligadas, hay presencia efectiva de personas que no tienen nada que ver con el proyecto progresista, comenzando con algunos congresistas electos en varios departamentos, que pertenecen a estructuras políticas conservadoras de centro, que han sido y siguen siendo simpatizantes del uribismo y su dictadura de gobierno, un problema que aun tiene rezagos en funcionarios al interior del gobierno y que todavía, hacen parte de entes e instituciones a nivel nacional y no permiten que avancen ciertos temas de interés público.


Los poderes local y regional, toman especial valor, sobre todo en el momento político que envuelve a las regiones, dadas las condiciones que los congresistas infiltrados están acondicionando para sus proyectos particulares, que están más orientados a la continuidad de la dictadura mafiosa liberal-conservadora en el gobierno local y regional, que han contado con la complicidad de la falsa izquierda tradicional, un problema que el gobierno de transición democrática deberá resolver de manera pronta y obligada, para evitar el continuismo de la corrupción, el accionar del narcotráfico y los grupos terroristas, además de lograr avanzar en las conversaciones con los grupos insurgentes y la implementación de los proyectos de rescate del país en el orden nacional.

La importancia de éstos poderes, cobra más valor, cuando están en juego los proyectos de infraestructura y de reactivación económica en diversos sectores, además del control político que quieren conservar los sectores antiprogresistas y tradicionales para menguar el poder nacional y forzar negociaciones con el gobierno con determinados temas que no quieren que se transformen, como el sector salud, vivienda, transporte, pensiones, regalías, entre otros y la distribución de burocracia para mantener la misma estructura corrupta y clientelista que los ha sostenido en el poder nacional durante 155 años.

Sin duda, la apuesta del gobierno de transición democrática deberá ser inteligente y ambiciosa, no sólo para sostener el proyecto nacional, sino para efectuar un proceso de transformación real con el tiempo, que responda a las necesidades de todos los ciudadanos y de soluciones efectivas a los principales flagelos del país, con candidatos que tengan el suficiente carácter social y político, además de formación, experiencia, trabajo social y político, y lo principal: resultados comprobados, para enfrentar las maquinarias corruptas y su poder mediático que se vienen aceitando con los congresistas infiltrados en el Pacto Histórico en las regiones.

El actual gobierno de transición democrática no la tendrá fácil si quiere tener una verdadera gobernabilidad a nivel nacional, deberá depurar con severidad y completamente la corrupción al interior del Pacto Histórico y deberá además, remediar los errores cometidos, haciendo filtros e impulsando candidaturas de personas que realmente estén a la altura y puedan responder a los retos que plantean la reconstrucción nacional desde el ámbito local y regional, porque la nación neogranadina de Colombia ha sido saqueada, mancillada y empeñada a los grandes poderes financieros internacionales.



martes, 1 de noviembre de 2022

La Nación Neogranadina de Colombia entre la riqueza histórica y la quiebra moderna

 Por: Alexander Ferms

Desde 1867, año en el que los ejércitos del Partido Conservador, la Iglesia Católica y disidentes traidores del Partido Liberal, derrocan al Gran General Tomás Cipriano de Mosquera durante su cuarto y último mandato al frente de los Estados Unidos de Colombia, comienza el desastre nacional.

No es un misterio, que los grandes megaproyectos para el país se hayan planeado durante las administraciones de Mosquera, quién aparte de ser un militar patriota, estadista, científico, geógrafo y filósofo, fue un verdadero visionario.

Su amplio espectro de nación, lo llevaron a buscar recuperar los territorios naturales del país, planear la construcción de ferrocarriles en todo el territorio nacional desde la Costa de Mosquitia (hoy Nicaragua) hasta el Amazonas profundo y con conectividad hacia Venezuela, Brasil, Perú y Ecuador, en medio de la selva, crear un fuerte proceso de librecambio y generar un gigantesco proyecto de producción industrial nacional, lo que habla sin duda del gran liderazgo y proyección del presidente militar caucano, algo que fue un hecho sin precedentes para su época. Fue tildado de loco y desquiciado por sus ideas, por personas cortas de mente y racionalidad, que nunca vieron el potencial de nuestro país, como si lo vio Mosquera en su momento.

El desastre nacional, con las nacientes oligarquías tradicionales corruptas como protagonistas principales, impusieron en principio, el atraso y la subyugación del poder, el territorio, las fronteras, las riquezas y el desarrollo del país. Este desventurado tránsito, se materializa en 1886, con la destrucción de la Constitución Política de Rionegro, que ha sido la carta magna federal más progresista de la historia del país, sustituyéndola por una Constitución centralista, retardataria y clerical, retrocediendo al país en 200 años. Luego de ver la luz con un verdadero proyecto de nación, estamos viendo la oscuridad con la improvisación continua de un país sin rumbo fijo.


Luego de lo anterior, y con Rafael Núñez en la presidencia en 1886 y su "regeneración" o mejor llamada "degeneración" nacional, inicia el período más nefasto de la historia del país, con una nación centralizada y sin capacidad de respuesta a las necesidades más inmediatas de su gente, sin poder de cohesión, sin identidad, sin una fuerza pública suficiente que brindara protección de sus fronteras y con una política completamente conservadora e inerte, el país cayó en el foso más profundo de estancamiento, al no tener opciones de crecimiento industrial ni proyectos de infraestructura importantes, y como si fuera poco, sin posibilidad de contar con vías férreas ni malla vial entre sus extremos, que permitiera vía libre al comercio interno, lo que convirtieron a la nación neogranadina de Colombia en un país económicamente atrasado, aislado en sus territorios y sin posibilidades de competir, luego de prometer ser una gigantesca potencia económica, política y militar en el sur del continente.

Mosquera, había visionado a los Estados Unidos de Colombia como un país potencia en el continente americano, lo que en otras palabras es el ansiado proyecto bolivariano que defendió hasta el final, que visionaba a nuestro país con un liderazgo firme tanto en lo político, económico y militar, con proyectos de vanguardia y con una amplia producción alimentaria, que asegurara el bienestar social de la población y liderara sin impedimentos, los destinos del centro y sur del continente, y así mismo, pudiera ver de frente a la nación norteamericana, como iguales, algo que el conservatismo rancio, la Iglesia Católica ni los liberales conservadores jamás pudieron o podrán entender.

Luego de 155 años de atraso y estancamiento social, político y económico, con un presidente que nunca gobernó desde la capital, el país ha visto como las oligarquías rancias han destruido y cedido a extranjeros las riquezas y reservas naturales, permitiendo el saqueo, la pérdida deliberada de territorio, soberanía y autonomía nacionales, de la mano de personas que nunca han comprendido lo que es construir un país, porque no han tenido la suficiente inteligencia y raciocinio para saber qué es lo que han administrado, por lo que han venido a gobernar a estos territorios desde entonces las personas equivocadas, se ha entregado un paraíso a cavernícolas sociales y políticos.

La riqueza histórica del país se agota cada día, aunque muchos no lo crean o piensen que eso no podría ser posible, sus mentes no conciben que los recursos se acaben, porque hay tantos de ellos disponibles, que hay de sobra para que los descendientes de las familias tradicionales rancias roben, para que cedan a los extranjeros, vendan, comprometan aun más el futuro del país y aun así siga sobrando.

El país sufre desde 1867, con la destrucción de su proyecto progresista y de vanguardia, luego sufre la pérdida de importante territorio en Centroamérica, sufre la pérdida del canal y al tiempo el Estado de Panamá, pierde después territorio con Venezuela, Brasil, Perú y Ecuador, pierde además con las guerras inútiles fomentadas por el vaticano y el conservatismo, que han visto en la sangre y el dolor, un fortín económico y político, también pierde con la falta de soluciones a sus necesidades internas básicas, sufre con la intervención norteamericana y sus políticas subyugantes y expansionistas, que a través de sus empresas multinacionales y transnacionales, se autoadjudican el territorio, las selvas, el agua, los minerales preciosos, y el subsuelo como propios, pasando por encima de la legislación de todo un país, que por medio de un aparato de gobierno desacreditado y mal administrado, entrega al mejor postor las riquezas de toda una nación, poniendo inclusive, la fuerza pública al servicio de las mafias transnacionales y locales.

Todo este desastre pasa factura de un momento a otro, hoy, luego de pasar por todo esto, sumado a la guerra insurgente provocada nuevamente por las oligarquías rancias tradicionales desde finales de los años 40, acentuada por la falta de educación, de sentido común y de pertenencia, de identidad nacional y de patriotismo, concreta sus más oscuros capítulos con el nacimiento del narcotráfico en la década de los 70, el endeudamiento externo, la pérdida de derechos civiles y ciudadanos, y la apertura económica en los 90, la acelerada privatización de los bienes públicos, la alta dependencia del comercio internacional y la desacertada política exterior, que lo único que hace es arrodillarse cada vez más a los intereses del país norteamericano y sus aliados.

Posteriormente, entramos en la dictadura de gobierno, que luego de sucesivos gobiernos fallidos, ilegales e ilegítimos, toca fondo con el último del siglo XX, que cierra de manera horrorosa su paso al nuevo milenio entregando el territorio nacional a las bases militares norteamericanas, terminando de entregar nuestra soberanía y sometiendo al país al precipicio social, económico y político durante los años siguientes, que pusieron a la ciudadanía entre escoger a más de lo mismo o a un capataz que prometía acabar con la insurgencia y sacar el país del hoyo profundo a través de una dictadura moderna de 20 años consecutivos, donde el país ha tenido la mayor cantidad de problemas de todo tipo a lo largo de su historia, ha concentrado la mayor cantidad de violaciones a los derechos humanos, muertos, desaparecidos, corrupción, entrega del territorio a las mafias y las empresas multinacionales, hambre, miseria, desempleo, destrucción del medio ambiente, saqueo de recursos naturales y expropiación de tierras, todo a tal punto de que en Colombia ya no queda más que expropiar y empeñar en éstos momentos.

Ha sido tal el saqueo y la corrupción en 20 años, que ninguna institución está exenta de este problema, adicional a la justicia que no actúa integralmente en estos escenarios y permite todo tipo de vejaciones sociales y políticas, dejando en libertad a los principales responsables y promotores del desastre histórico y el reciente, que ven desde sus podios como se destruye el país mientras ellos disfrutan de los dineros públicos hurtados y puestos en paraísos fiscales, para irse a vivir con comodidades, garantías jurídicas y otro tipo de inmunidades diplomáticas a otros países de manera confortable y no pagar impuestos de ninguna naturaleza.

La dictadura de gobierno de éstos últimos 20 años ha saqueado como nunca al país, es responsable de los inmensos huecos fiscales, del espantoso sistema de salud y seguridad social, de la acreditación financiera negativa, de los altos niveles de la deuda externa, de los grandes índices de corrupción, violencia y violación de los derechos humanos, de la baja escolarización a nivel superior, de los bajos niveles de la educación, de la poca o nula inversión en deportes, ciencia, tecnología y desarrollo humano, de la destrucción de la economía y la industria nacional, de la amplia dependencia de los productos extranjeros para el consumo interno y de la desesperanza de miles de personas que a diario se quitan la vida porque no ven otra salida, los efectos de la dictadura no son sólo económicos y políticos, son psicológicos, al producir también mentes enfermas por el poder, enfermos mentales con ganas de ocupar cargos públicos y de poder y gente demente que no tiene idea de dónde está parada, pero que tienen muchos seguidores en sus redes sociales, un efecto de esquizofrenia política que ve en cualquiera que no tiene idea de la realidad del país, una opción de liderazgo y de cambio, con tal de no seguir viendo a los mismos de siempre.

Aunque la dictadura de gobierno, se lleva todos los descréditos de su desastrosa labor antisocial y antipatriótica en el país, damos un lugar y actuación muy especial en este horror, a los EEUU, quienes se llevan con creces el premio al imperio más devastador, impositivo y tirano de los últimos tiempos, responsable de la alta devaluación de las monedas de los países de América Latina y de los desastres económicos que están sucediendo y están por venir.

Todo este escenario, sumado a los grandes problemas sociales que se han ido acumulando con el paso de las décadas, pone el serios aprietos cualquier intento de solución, porque se ha normalizado la corrupción, el saqueo, la violencia y la muerte, el sistema social y político están literalmente podridos por la corrupción y el narcotráfico, no hay nada legítimo que los sostenga, sólo la voluntad ciudadana y la esperanza de una pronta transformación hacia el cambio a través de un gobierno de transición democrática como el actual.