lunes, 21 de noviembre de 2022

El proyecto de transición democrática en Colombia y su apuesta local y regional

 Por: Alexander Ferms

La Nación Neogranadina de Colombia experimenta en la actualidad un proceso de transición democrática, desde el nivel nacional, que no era posible desde hace 155 años, sin embargo, el proyecto local y regional está seriamente comprometido por las infiltraciones antiprogresistas, presentes en los sectores que apoyaron el ascenso de Gustavo Petro a la Presidencia.

Y no es un secreto, que al interior de la Coalición Pacto Histórico y sus organizaciones políticas coaligadas, hay presencia efectiva de personas que no tienen nada que ver con el proyecto progresista, comenzando con algunos congresistas electos en varios departamentos, que pertenecen a estructuras políticas conservadoras de centro, que han sido y siguen siendo simpatizantes del uribismo y su dictadura de gobierno, un problema que aun tiene rezagos en funcionarios al interior del gobierno y que todavía, hacen parte de entes e instituciones a nivel nacional y no permiten que avancen ciertos temas de interés público.


Los poderes local y regional, toman especial valor, sobre todo en el momento político que envuelve a las regiones, dadas las condiciones que los congresistas infiltrados están acondicionando para sus proyectos particulares, que están más orientados a la continuidad de la dictadura mafiosa liberal-conservadora en el gobierno local y regional, que han contado con la complicidad de la falsa izquierda tradicional, un problema que el gobierno de transición democrática deberá resolver de manera pronta y obligada, para evitar el continuismo de la corrupción, el accionar del narcotráfico y los grupos terroristas, además de lograr avanzar en las conversaciones con los grupos insurgentes y la implementación de los proyectos de rescate del país en el orden nacional.

La importancia de éstos poderes, cobra más valor, cuando están en juego los proyectos de infraestructura y de reactivación económica en diversos sectores, además del control político que quieren conservar los sectores antiprogresistas y tradicionales para menguar el poder nacional y forzar negociaciones con el gobierno con determinados temas que no quieren que se transformen, como el sector salud, vivienda, transporte, pensiones, regalías, entre otros y la distribución de burocracia para mantener la misma estructura corrupta y clientelista que los ha sostenido en el poder nacional durante 155 años.

Sin duda, la apuesta del gobierno de transición democrática deberá ser inteligente y ambiciosa, no sólo para sostener el proyecto nacional, sino para efectuar un proceso de transformación real con el tiempo, que responda a las necesidades de todos los ciudadanos y de soluciones efectivas a los principales flagelos del país, con candidatos que tengan el suficiente carácter social y político, además de formación, experiencia, trabajo social y político, y lo principal: resultados comprobados, para enfrentar las maquinarias corruptas y su poder mediático que se vienen aceitando con los congresistas infiltrados en el Pacto Histórico en las regiones.

El actual gobierno de transición democrática no la tendrá fácil si quiere tener una verdadera gobernabilidad a nivel nacional, deberá depurar con severidad y completamente la corrupción al interior del Pacto Histórico y deberá además, remediar los errores cometidos, haciendo filtros e impulsando candidaturas de personas que realmente estén a la altura y puedan responder a los retos que plantean la reconstrucción nacional desde el ámbito local y regional, porque la nación neogranadina de Colombia ha sido saqueada, mancillada y empeñada a los grandes poderes financieros internacionales.



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