jueves, 15 de febrero de 2018

¿Dónde está el ejército que defiende al pueblo de Colombia?

Por: Alexander Ferms.

Después del histórico Día de la Victoria en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, donde un ejército de valientes campesinos, criollos, mestizos, mulatos, zambos, negros e indígenas armados de gran y heroico valor, con el apoyo y experiencia militar de los legionarios británicos al servicio de la subversión patriótica y bajo el mando de nuestro Libertador Simón Bolívar, logran proclamar la verdadera independencia de la nación neogranadina de Colombia de la despótica Corona Española. Luego de esta hazaña heroica, no se ha visto nuevamente un acto de tal valor y significado en nuestro territorio.

Libertador Simón Bolívar con la Legión Británica
Han pasado poco más de 190 años, donde recordamos a ese ejército patriota, que nos dio la libertad y que tenía un horizonte muy claro, pero que gracias a la traición santanderista, los nuevos terratenientes y las viejas estructuras coloniales, perdió su poderío y horizonte, sometiéndose a las órdenes de una casta de familias naciente, representada en los apellidos Santos, López, Lleras, Holguín, Caro, Valencia, Pastrana, y, recientemente, a las familias emergentes como Uribe, Sarmiento, Ardila, Santamaría, Santodomingo, que hasta ahora, han entregado innumerables e incalculables pérdidas al país, han cedido territorio a otras naciones y han concesionado nuestros recursos naturales a multinacionales, mientras que el ejército, se ha postrado a seguir sus órdenes y defender sus intereses, riquezas y posesiones, los altos mandos representados en esas castas se han limitado a defender a las cerca de 3000 familias que concentran todo el poder y riqueza, dejando de lado al ejército raso que representa al resto del país, unas 48 millones 997 mil personas aproximadamente; soldados resignados a cumplir órdenes de sus superiores, a despojar campesinos de sus tierras, defender a los hacendados, a las multinacionales y las bases militares extranjeras, en otras palabras, a disparar en contra de su propio pueblo.

Bolívar dijo: ‘maldito el soldado que dispare en contra de su pueblo’, pero poco ha importado su legado, muchos soldados siguiendo órdenes de sus superiores han perpetrado tan miserables crímenes desde hace 190 años, y mucho más cuándo nacieron los grupos beligerantes, dando la razón a un pequeño grupo de familias dominantes y no al clamor y sufrimiento de todo un pueblo.

Si Simón Bolívar, Daniel O’Leary, W.A. Ferms, James Rooke supieran en lo que se ha convertido el país por el cual buscaron la libertad y dieron sus vidas, y además vieran lo que es hoy en día su ejército, -una tropa disminuida al servicio de los verdugos de la libertad, utilizando símbolos propios de la antigua Corona Española, haciendo honores a las familias dominantes y a sus descendientes españoles-, sentirían gran vergüenza, deshonra e indignación, y preguntarían: ¿qué ha pasado aquí?, ¿qué ha quedado del legado, del sacrificio y del honor del ejército libertador?, hemos vivido durante cerca de 150 años en una dictadura civil y democrática que no ha dado nada bueno al país, sumando esto a que no hay un líder militar en la actualidad que ponga orden, que de valor real a la historia e imparta justicia en este país.

General Gustavo Rojas Pinilla
Ahora, si existiera alguna inspiración moderna, esa sería el General Rojas Pinilla, quien hizo por el país lo que en décadas no hicieran las familias que han gobernado. Ha sido el único militar moderno digno de su uniforme, quien veló por los derechos de los indígenas y su integración al Estado, le dio a la comunidad Wayuu un acueducto; automatizó la telefonía urbana y rural para el fortalecimiento de las comunicaciones e impulsar la educación y la cultura; fortaleció la educación popular práctica y tecnológica, y la educación rural con nuevas tecnologías agrícolas; se propuso la creación de numerosas escuelas, colegios y universidades, creó, organizó y dio especial apoyo a la Universidad Pedagógica de Colombia con sede en Tunja, elevando a esta categoría a la antigua Normal Superior Universitaria de Colombia; creó el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje); impulsó la cultura popular aprovechando los medios tecnológicos: la televisión, la radio, el teatro, la imprenta y todos los medios que llevan a la superación cultural; auspició la construcción de numerosas obras de infraestructura, entre ellas las siguientes: la terminación del ferrocarril del Atlántico; la pavimentación de la mayor parte de las carreteras troncales del país; la construcción del Aeropuerto Internacional El Dorado y 18 aeropuertos más; la construcción de acueductos, alcantarillados, avenidas y numerosas obras de infraestructura en pueblos de distintas regiones colombianas; bajo su mandato se terminó la represa hidroeléctrica de Lebrija y la nueva refinería de Barrancabermeja; para facilitar el manejo de las licencias de importación creó dos bancos públicos, el Banco Ganadero y el Banco Cafetero; impulsó la vivienda popular, la casa campesina, el seguro campesino y la bolsa de empleos; inició y propició la amnistía para los alzados en armas, principalmente para los guerrilleros de los Llanos Orientales, Tolima, Antioquia y otros departamentos y territorios nacionales azotados por la violencia; creó la Oficina de Rehabilitación y Socorro para colaborar con los damnificados de la violencia; impulsó el voto de la mujer, y aun así dicen que fue un horrible dictador y que usurpó las huestes del poder, porque gobernó para la gente, para el pueblo e hizo grandes obras por el país, para mí, él fue un auténtico líder, un militar de verdad, un dirigente digno de imitar.

Bien, si existiera uno como Rojas Pinilla, sería bueno conocerlo, porque si no existiera y tuviera personalmente la oportunidad de dirigir en algún momento este país, no dudaría un instante en ponerme el uniforme, en tomar las riendas del ejército y de recuperarlo para nuestro país, porque -el honor de ser un militar no tiene precio, el deber de un militar es hacer lo correcto así cueste-, de esa forma lo hizo saber el legionario Coronel W.A. Ferms, al elegir defender su pueblo en la independencia de los Estados Unidos contra el Imperio Británico, también cuando tuvo que combatir a Napoleón en tierras europeas y luego cuando le aceptó a Bolívar combatir a los españoles en América del Sur con sus más de 250 hombres, por el honor y la gloria de libertar a un pueblo y fundar una nación.

Escudo de armas Coronel W.A. Ferms
El ejército es un elemento fundamental de una nación, de un país, yo diría que es uno de los componentes más importantes, que debe y tiene que servir al pueblo, a su gente, se debe a la defensa no sólo de una nación, se debe a la defensa de una comunidad de personas, y si las cosas en lo político, lo administrativo, lo gubernamental, lo empresarial y lo social no funcionan, y si el pueblo sufre a causa de las decisiones de quienes gobiernan, es una obligación la intervención del ejército, porque quienes están en sus filas son hijos e hijas de ese pueblo que sufre, que no tiene oportunidades, que no tiene empleo, que es explotado, desterrado, usurpado, despojado y que no tiene quien lo defienda.

Las armas son para la defensa del pueblo y no para apuntarlas contra él, las acciones y decisiones deben ser siempre favorables al pueblo, cueste lo que cueste, porque el deber de un militar, un auténtico militar es hacer lo correcto, y ante los graves problemas que tiene el país, el ejército debe tomar acciones, debe ser protagonista y retomar el orden público, social, político y económico.

Yo espero ver un ejército de verdad, que se una a las causas populares, que defienda el territorio, que defienda la soberanía, que defienda la autonomía, que defienda la cultura, que defienda los recursos naturales, que defienda el legado libertador, que defienda al pueblo, que conozca la historia y no permita que se siga mancillando nuestros territorios, nuestras gentes e identifique a los verdaderos enemigos de la Patria.

Atentamente, su Constituyente Andino Alexander Ferms, hijo de la Patria Grande y orgullosamente descendiente legionario británico de la independencia.

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